El psoas junto con el diafragma son músculos somáticos por excelencia, es decir, son altamente influenciables por nuestro estado emocional.
El estrés, la ansiedad, el miedo y la depresión suelen ser percibidos como problema mentales y psicológicos en muchos casos. Los especialistas de esta rama suelen prescribir medicamentos que tienen que ver con la mejora de la calidad del sueño, el stress y la depresión. Aunque este método ha ayudado a muchas personas, deberíamos observar y analizar el estrés y estos estados angustiosos de la mente a través de una perspectiva más amplia y tratar de entender qué causa estos desequilibrios emocionales, incluyendo la relación que existe entre el estrés y el psoas.
A través de diversas investigaciones, se ha descubierto que al descomprimir y estirar el psoas podemos liberar el estrés y la tensión acumulada y el acortamiento muscular del mismo que lo asocia a bloqueos en aparato digestivo, circulatorio, respiratorio y sistema nervioso. Ejerce una acción en cadena en estos sistemas al afectar de manera directa al diafragma.
En la rigidez y acortamiento muscular de las fibras del psoas mayor y el iliopsoas también influye el estilo de vida rápido y poco saludable (alimentación, vestimenta, mobiliario e higiene postural): la alimentación acidificante basada en exceso carnes, grasas y azucares y comida industrial y precocinada, así como como las sillas y butacas donde nos sentamos y la forma en que nos sentamos y trabajamos sentados y de pie, los pantalones excesivamente ajustados que utilizamos o los zapatos de tacón que acortan la musculatura posterior de las piernas
Si continuamente contraemos el psoas debido a altos niveles de estrés, el músculo se acorta causando efectos secundarios negativos como dolor de espalda, ciática, problemas de disco, escoliosis, degeneración de cadera, dolor de menstruación, infertilidad y problemas digestivos.